Iberos, celtas y colonizadores

                              

Los pueblos iberos se extendían por el sur y este de la Península. Vivían en poblados amurallados construidos en zonas elevadas, sus casas eran rectangulares y se distribuían formando calles. Los iberos se organizaban en tribus, muchas de las cuales estaban gobernadas por un rey.

La población se dedicaba mayormente a la agricultura y a la ganadería. Eran además, expertos artesanos que fabricaban, espadas de hierro, recipientes de cerámica y tejidos de lana y lino. Comerciaban con las colonias fenicias y griegas y, utilizaban su propia moneda.

Los celtas ocupaban las tierras de la Meseta y la costa atlántica de la Península conviviendo con otros pueblos. Vivían en poblados amurallados y en zonas elevadas, llamados castros. Sus casas eran circulares y se distribuían de forma desordenada. Se organizaban en tribus y se abastecían de los que ellos mismos producían. La mayoría de ellos se dedicaba a la ganadería y al cultivo de cereales. También, eran especialistas en la fabricación de objetos de metal.

Hacia el siglo VII a.C., los fenicios llegaron a la Península atraídos por su riqueza en minerales, como oro y plata. Procedían de Asia y eran hábiles navegantes y excelentes comerciantes. Se instalaron en la costa andaluza y fundaron numerosas colonias.

Mas tarde, hacia el siglo VI a.C., los griegos llegaron a la costa mediterránea para comerciar con metales, sal y esparto fundando colonias a lo largo de toda ella. Después, hacia el siglo III a.C. los cartagineses procedentes de África se instalaron en las Islas Baleares y en el este de la Península

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