Hispania Romana

Hace más de 2000 años, los romanos derrotaron a los cartagineses y conquistaron la Península Ibérica a la que llamaron Hispania, convirtiéndola en una provincia más del imperio romano. Querían controlar todo el Mediterráneo, por ello se enfrentaron a los cartagineses en las llamadas, guerras púnicas, venciéndoles y expulsándolos del territorio. Luego, decidieron ocupar el territorio peninsular, atraídos por sus recursos naturales, especialmente, metales.

La conquista duró más de 200 años. Ocuparon fácilmente la costa mediterránea, sin embargo, los territorios del norte, el oeste y el interior peninsular ofrecieron una fuerte resistencia. En el año 19 a.C., el emperador Augusto venció a los pueblos del norte concluyendo la conquista romana de Hispania.

Una vez conquistada, fue incorporada al imperio romano organizando el territorio. Primero, dividieron Hispania en provincias poniendo un gobernador al frente de cada una de ellas. El número de provincias fue aumentando paulatinamente pasando de ser dos en un inicio a cinco en el siglo III d.C. estas provincias eran Bética, Lusitania, Tarraconense, Gallaecia y Cartaginense.

Los romanos implantaron en todo el territorio las leyes del imperio romano, siendo el derecho romano la base de muchas leyes que tenemos en la actualidad.

La sociedad hispanorromana estaba organizada en personas libres, donde había hombres y mujeres muy ricos, como grandes comerciantes, propietarios de grandes extensiones de tierra y familias procedentes de Roma y otros más humildes como artesanos y pequeños comerciantes y propietarios agrícolas y, los esclavos, que eran propiedad de otra persona y trabajaban en el campo, servicio doméstico, minas etc.

 Poco a poco, los hispanos adoptaron las costumbres romanas. A este proceso se le conoce con el nombre de romanización.

Comenzó con los legionarios (soldados romanos) que se establecieron en los poblados celtas e iberos transformándolos en ciudades romanas. Además, la población aprendió el latín que sustituyó a las lenguas que se hablaban en la Península. Solo se mantuvo el euskera.

También la religión cambió. Al principio de la conquista, la mayor parte de la población hispana adoraba a los dioses romanos pero, en el 380 d.C, el cristianismo se convirtió en la religión oficial.

Los romanos eran excelentes constructores, utilizaban cemento y hormigón. Para decorar suelos y paredes realizaban pinturas o elaboraban mosaicos a base de pequeñas piedras o cristales de colores.

Obra colocada bajo licencia Creative Commons Attribution Non-commercial Share Alike 3.0 License